viernes, 27 de mayo de 2016
Cristianismo Tradicional XXI (1/3)

Por
ejemplo; usted hoy sigue muchas costumbres aprendidas de sus padres y se las enseña
hoy a sus hijos, sus padres las aprendieron de sus abuelos y en la gran mayoría
de los casos, es desconocido el fundamento de dicha tradición, a usted no le
importa mucho, por qué se hace esto así o aquello así, solo lo hace basado en que su
abuela se lo enseño a su mama, y su mamá se lo enseñó a usted, y hoy usted se
lo enseña a los que le siguen, porque no es importante saber el porqué, lo
importante es que funciona. Y en muchas áreas de nuestras vidas somos así,
incluyéndome.
En una
oportunidad fui a un cajero a retirar efectivo, y vi a 10 personas haciendo la
cola en un solo tele cajero, el cajero de al lado estaba sin cola y a todos los
allí presentes nos llamaba la atención de que no hubiera personas en ese lado,
yo pensé “bueno, no funciona, ya alguien revisó y por eso todos estamos aquí en
este cajero”… y así se iban sumando personas y personas a la cola. No sé cómo
surgió la idea, pero, alguien de mi lado decidió ir al cajero que estaba sin gente y
probar a ver si estaba funcionando, bueno, esta persona pasó y sacó su efectivo
en el cajero que estaba supuestamente “dañado”, rápidamente los demás corrimos de nuestra
cola para tomar los primeros lugares en el cajero que “pensábamos que estaba
dañado”, y que alguien aprovechó para irse beneficiado antes que todos
nosotros.
Yo me
pregunté, ¿Quién me dijo que ese cajero no funcionaba?... R= Nadie. Lo asumí
porque todos estaban en cola y me puse “tradicionalmente detrás”. También me
pregunté ¿por qué esa persona fue a revisar el cajero “dañado” y no se quedó
atrás en la cola como todos los demás?... R= A esa persona le gusta tener el
fundamento más sólido para sus decisiones, porque si me hubiera preguntado a
mí, yo le hubiese contestado que “creo” o “me parece” que aquel cajero está
dañado porque cuando llegué, “tradicionalmente” me puse detrás en la cola.
Probablemente si yo hubiese hecho la misma pregunta a la persona delante de mí,
hubiese recibido la misma respuesta basada en “creo”, “me parece” o “me
dijeron”.
Somos
seres esencialmente tradicionales, lo cual no es malo, el problema está en
aplicar nuestro tradicionalismo a todo en nuestra vida. Obviamente, la
tradición no funciona para todo, ella funciona para las cosas en las que ella representa la mejor opción.
De la tradición, según esto es hija
la historia, y la escrita que primero fue vocal, y lo son todas, pues tradición
es narración, opinión y doctrina derivada vocalmente, sin haber escrito, con el
uso de padres a hijos, y de los que vieron las cosas, a los que no las vieron.
Luis Cabrera de Córdoba, 1611.
A lo largo
de mi vida cristiana, he recibido una gran cantidad de enseñanzas tradicionales
que han moldeado mi forma de vivir y de pensar en cuanto a la fe, que, en mi
carencia de estudio y de fundamento propio, me fue más fácil aceptar lo que maestros, padres, líderes y pastores
me enseñaron, sin que eso implicara para mí el deber de escudriñar las
enseñanzas según la palabra de Dios, para tener
el fundamento directo y a su vez Reafirmar a quien me transmitió la
enseñanza.
Las
tradiciones no son buenas para aplicarlas en la fe. Tener un conocimiento
tradicional me hace seguir las creencias, pensamientos y doctrinas de otros sin
que yo tenga que estudiar el porqué de las mismas para confirmarlas. Cuando una
enseñanza se mantiene cambiante de tiempo en tiempo, es la más fuerte evidencia
de que había sido una enseñanza tradicional, porque las doctrinas y enseñanzas
que están fundamentadas en la palabra de Dios no cambian, igual que Dios no
cambia y por ende su palabra tampoco cambia.
Cuando una
enseñanza tradicional es confirmada por la palabra de Dios, se dan situaciones
que yo considero las más idóneas para la vida del creyente verdadero, porque,
no se trata de poner en duda la palabra de quien enseña, se trata de
fundamentar mi conocimiento no en la persona que enseña sino directamente en la
palabra de Dios, esa revisión reafirma y confirma al maestro y me da la
evidencia objetiva de que ciertamente estoy ante una enseñanza correcta de un
maestro verdadero. Esto no se logra de ninguna otra manera que no sea escudriñando.
Me he
preguntado qué tan bíblicas son enseñanzas como: “no debemos juzgar porque no
somos jueces”, “obedece a tus lideres sin cuestionar, como un soldado obedece a
su general”, “no está en la biblia pero lo hacemos por amor al pecador”, “nadie es perfecto ni santo, todos somos
pecadores”, y pare usted de contar… en mis
18 años de perseverancia cristiana he escuchado cientos de enseñanzas con estas
tónicas, que al cuestionarlas así,
muchos me verán cara de hereje, pero, debemos ser sinceros y aceptar el hecho
de que son enseñanzas que hemos incorporado de manera tradicional, las
escuchamos y las vamos repitiendo por la vida como una fórmula infalible, pero
que nunca nos sentamos a revisarlas personal y responsablemente a la luz
directa de la biblia. Las escuchamos, las aceptamos y ya, nunca las
comprobamos.
¿Qué es
tradicional?
Cuando
escuchamos a un creyente decir que anhela vivir en santidad verdadera, escudriñar
las escrituras para entender la verdad y conocer mas a Dios, Luchar cada día contra
el pecado a muerte, defender la verdad a costa de las multitudes y aun en
contra de los superiores; Una persona así, tradicionalmente es conocida como un
ORGULLOSO ESPIRITUAL, UN SUPER SANTO, UNO QUE SE CREE BUENO, UNO QUE SE CREE
PERFECTO. Alguien así normalmente no es muy popular en la congregación o en su
trabajo o liceo. Porque la tradición nos enseña que NADIE ES BUENO NI PERFECTO,
TODOS SOMOS PECADORES, y vivir creyendo lo contrario es clara síntoma de
orgullo espiritual.
Antes de
ver la otra cara de la moneda, pregunto fuera de la tradición; ¿el hecho de que
un creyente no sea perfecto, significa que debe dejar de intentarlo? ¿El hecho
de que no seamos buenos, significa que no debemos vivir creyendo que algún día
podremos serlo?.
Que dice la escritura
en Filipenses 3:12-13:
“No que lo haya
alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir
aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no
pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que
queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,”.
El
Apóstol pablo sabía que no era perfecto, y también sabía que no lo había
alcanzado todavía, pero no detuvo su intensión por eso. Él sabía que era un
hombre pecador, vendido al pecado, pero eso no le quitó las ganas de seguir
luchando por intentar lograrlo.
Escrito por: JuanDPierre
Si desea hacer un comentario privado, solicitud o sugerencia, escríbame al correo verdadlibertad832@gmail.com , con gusto le responderé.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada
(
Atom
)
No hay comentarios. :
Publicar un comentario