viernes, 27 de mayo de 2016
Cristianismo Tradicional XXI (3/3)
(Viene de la parte II)
El
orgullo espiritual que veo en ti, revela la flojera espiritual y la naturaleza
carnal que hay en mí.
Asumir que lo que un
pastor o maestro te enseñó es verdad porque el abuelo del abuelo se lo enseñó a
él y le funcionó, no es la actitud de un creyente verdadero, porque el creyente
verdadero examina todo a la luz dela palabra de Dios, para comprobar que esas
enseñanzas tradicionales sean verdad bíblica, y si no lo son, deben ser
confrontadas y desechadas.
Las
enseñanzas tradicionales que hemos recibido de generación en generación, y que
hemos repetido solo porque alguien “ungido” las dice, deben ser objeto del más
minucioso estudio, porque desvían la fe verdadera. Nos hacen creer que estamos
en la verdad pero cuando revisamos, vemos que no era así, y permanecimos por años creyendo el error.
Hay que escudriñar, Eso de que no debemos juzgar porque no somos jueces es una
idea falsa, no es bíblica, Jesús nos mandó a hacer Juicios Justos y
Pablo nos enseña que habremos de juzgar al mundo, esa creencia
tradicional contraria, la inventaron los cristianos carnales para blindarse ante los
señalamientos de los demás. Siempre te van a señalar, procura tu que en lo que
digan sea mentira, porque si lo que dicen es verdad, bien merecido lo tienes
(Mateo 5:11) (1pedro 4:15-16).
Si usted desobedece a un falso maestro por sus
enseñanzas contrarias a la biblia, no le va a caer lepra, esa persona no está
bajo la dirección de Dios hace mucho porque abandono la palabra de Dios, pero
si es todo lo contrario, asústese y mucho, porque estaría usted luchando no
contra el hombre sino contra Dios.
Finalmente,
No crea eso de que todos somos pecadores, y que nadie es más santo que nadie,
que aquellos que se esfuerzan por obedecer a Dios son legalistas, radicales,
súper espirituales, todos estos son falsas enseñanzas tradicionales que
reflejan la naturaleza carnal de muchos creyentes en muchas iglesias hoy. EL
apóstol pablo nos enseña que aunque todos corren en la carrera y solo uno va a
ganar el premio, todos deberíamos correr como si pudiésemos ganar. Todos
debemos vivir como si pudiésemos ser santos, todos debemos vivir como si
pudiésemos ser perfectos, porque, al final de cuentas, no vamos a entrar al
cielo porque lo logramos, vamos a entrar porque él Señor Jesucristo si lo logró y
quiere que los que le seguimos en la carrera, cargando nuestra cruz cada día,
intentando ser como el, golpeando nuestro cuerpo para ponerlo en servidumbre, entremos a su gloria.
Les
puedo asegurar bíblicamente, que aquellos que luchan para perder no entraran al
cielo. Aquellos que están en el combate pero con la actitud de “cumplirle al
Pastor, a mi mama, a mi papa” no van a entrar al cielo de Dios. Porque cuando
tu compromiso es con el hombre, entonces te limitas a lo que puede ver el
hombre, tienes una vida los domingos y otra muy distinta de lunes a sábado, en
tu casa eres una cosa y en la iglesia eres otra, estás jugando a ser cristiano,
pero lo estás haciendo por compromiso con el hombre, por pertenecer a una
comunidad, por tantas razones que ninguna es la razón correcta. Por eso no vas
a entrar. Porque estas luchando contra el pecado pero con muchas ganas de
perder y seguir perdiendo. Y estos son los frutos de un evangelio de enseñanzas
tradicionales.
1Corintios
9:27 dice que “golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre”, haciendo referencia
a la lucha del creyente verdadero por intentar ganarle la batalla a la carne, usted
jamás va a ver a un creyente carnaza de este siglo luchando, porque esa es la
gran diferencia entre un “orgulloso espiritual” y un creyente lleno de “flojera
espiritual”, que aunque ambos son pecadores, uno de los dos se mantiene siempre
luchando contra el pecado.
En
una oportunidad, un padre le decía a su hijo de 5 años, “ven, carga este tobo
de agua asi como yo”… y el padre adelante, seguido de su pequeño hijo dando
pasitos inciertos de un lado al otro, derramando el agua por todo el camino,
intentando alcanzar el ritmo de su padre… es muy probable que ese niño no haya
llegado con el tobo de agua completo hasta el final, pero una cosa si es
incuestionable, y es que “ese niño, a pesar de no poder lograrlo, tenía todo el
deseo y toda la intensión de SER COMO SU PADRE”.
Dejemos la pereza
espiritual y Corramos, de tal manera que lo alcancemos.
Escrito por: JuanDPierre
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