viernes, 27 de mayo de 2016

Cristianismo Tradicional XXI (2/3)

(Viene de la parte I)
Esa creencia tradicional de que porque somos pecadores no deberíamos vivir creyéndonos santos, es como imaginar que yo voy a jugar un partido de básquet contra Michael Jordán; todos sabemos lo que me va a pasar, aun yo sé que no soy capaz de lograrlo, pero mi actitud al presentarme ante el desafío (si es que me presento), va a decir mucho de lo que realmente está dentro de mí y de mis verdaderas intenciones.


Decir tradicionalmente que “no  juzgues porque nadie es perfecto”, es como decir que Dios nos engañó cuando nos pidió que seamos santos porque él es santo, y que esto sea en toda nuestra manera de vivir (1Pedro 1:15-16), tildar de orgullosos espirituales a aquellos que aunque saben que no van a lograrlo, viven como si pudiesen alcanzarlo, es contradecir al Señor, que no nos pone algo que no podamos sobrellevar, es decir que Dios nos hace trampa en sus peticiones. Y eso, es mucho más grave, ofender a Dios es más gravísimo que seguir los pensamientos tradicionales de la mayoría solo para agradarles y compaginar con todos. ¿Lo ve?

 Ahora, ¿Qué es lo que realmente está en el corazón de los que abrazan enseñanzas tradicionales sin escudriñarlas a la luz de la biblia?...  Cuándo tu identificas a un “orgulloso espiritual” o a un “súper espiritual”, ¿Qué es lo que realmente está en tu corazón?
 Estoy seguro de que cuando se ponga la fecha para mi duelo contra Michael Jordán, y yo no me presente, porque obviamente se lo que me va a pasar, estoy seguro de que muchas palabras estarán pasando por la mente de los que esperaban ver el duelo; por ejemplo “es un miedoso”, “es un cobarde”, “no es un competidor verdadero”, “le faltó guáramo”, “es un débil”, “compréndanlo por favor, no lo juzguen, yo tampoco me presentaría”, . eso es lo que naturalmente se piensa de los que abandonan porque se creen perdedores, pero estoy seguro también, de que si yo me presento en ese duelo, con mi mejor actitud de enfrentarme al mejor jugador de baloncesto, sabiendo que aunque voy a perder "NO SE LA VOY A PONER FACIL", los comentarios serian muy distintos, y hasta seria digno de la admiración del mismo Michael Jordán, ¿no cree?.

Me llama la atención que muchos de los que abrazan enseñanzas tradicionales, primero: son creyentes que les da mucha flojera escudriñar las escrituras, porque conocer la verdad implica esfuerzo para estudiar, leer, comparar, y en este siglo XXI hay mucha flojera. Es más fácil abrazar las barbaridades que un pastor dice desde el pulpito y defenderlo porque “es el ungido de jehova”. La biblia nos manda a obedecer a nuestras autoridades asumiendo que estas nos están dirigiendo con un fundamento bíblico, no con un fundamento terreno. La biblia nos manda a obedecer a toda autoridad, llámese líder, pastor,  maestro, siempre que este se mantenga bajo los lineamientos estrictamente bíblicos, porque entonces no estaría yo en rebeldía contra el hombre sino contra Dios.
Cuando usted se rebela contra las enseñanzas humanistas y anti bíblicas de muchos líderes de hoy, usted no se está revelando contra Dios, porque estos hace mucho que abandonaron la palabra de Dios. Pero, si usted se revela contra la autoridad de aquel que se mantiene centrado en la palabra de Dios y por esta le dirige, usted debe temblar, porque no  estaría contra el hombre sino contra Dios mismo. ¿Cómo saber esto? R= debes escudriñar todo, sin pre juicios y a la luz directa de la biblia.
 En segundo lugar, lo que realmente hay en el corazón de un creyente tradicional es cobardía, le da miedo cuestionar las enseñanzas tradicionales porque tiene miedo de ir contra la corriente, tiene miedo de desmontar el sistema porque se podría quedar sin amigos, le faltaría mucha valentía para hacer frente a los “insultos bíblicos” de los conformados. Cuando usted tilda de “súper espiritual” a un creyente, lo que realmente usted está revelando es que en su corazón no tiene la voluntad para subir a ese nivel, porque, la consagración del creyente “súper espiritual” lo que hace es poner en evidencia cuan carnal soy y cuan carnal he decidido ser.
En tercer lugar, y último, El creyente tradicional cree que es correcto tener actitud de perdedor en una carrera que sabe que no va a poder ganar, es decir, le incomoda que otros como el, que iniciaron la misma carrera tengan actitud como si tuviesen oportunidad de ganar, y los tilda de “rebeldes” “súper santos” “súper espirituales”. Hay una razón para ello, y es que el creyente en tradiciones y no en verdades bíblicas, es un creyente que no quiere ganar, solo quiere tener una excusa para fingir que dió su mejor intento. Quiere simplemente hacer “comunidad”, estar allí con los demás creyentes tradicionales, agradándose y siguiendo las corrientes juntos.
La palabra de Dios nos enseña que no está bien vivir esta vida como si no pudiésemos ser santos, no está bien vivir como si no pudiésemos vencer al pecado;
  1Co 9:24  ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.
  1Co 9:25  Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
  1Co 9:26  Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire,
   1Co 9:27  sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.
Usted identifica a un creyente tradicional porque le es más fácil inventar “insultos bíblicos”, que por la verdad de la palabra refutar las enseñanzas.
Usted identifica a un creyente de tradiciones, porque ve a otra creyente perseverando según la doctrina bíblica original, sufriendo por el evangelio, absteniéndose de todo porque tiene la mirada puesta en lo incorruptible, y en lugar de imitarlo, lo que hace es insultarlo.
 Continua parte III


Escrito por: JuanDPierre

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